lunes, 14 de mayo de 2012

Medicamentos y la conducción

¡Hola a todos!
En la exposición de hoy de clase ha habido bastante revuelo con este tema, en concreto con los efectos secundarios que pueden o no aparecer. Para que quede más claro este interesante apunte aquí lo comparto con todos. ¡Un aviso! Ya puedes leer el trabajo terminado. Está en la columna de la derecha.

Los medicamentos, aunque tengan un fin curativo, son sustancias que provocan efectos también. Es más, aproximadamente en un 8% de los accidentes de tráfico es debido por determinados medicamentos. Según estudios de la Universidad de Valladolid el 30% de los conductores tiene un tratamiento con fármacos. Las alteraciones que produce los fármacos en la conducción según el tipo son (Instituto MAPFRE, 2004):
  • Cardiotónicos. Dificultan la visión, alteran la percepción de los colores, cansancio y desasosiego.
  • Antihistamínicos. Falta de concentración, disminuyen los reflejos, inquietud y somnolencia.
  • Hipoglucémicos. Lipotimia, mareos, fatiga y debilidad.
  • Antihipertensivos. Visión borrosa, alteración del equilibrio, falta de fuerza y somnolencia.
  • Relajantes musculares. Fatiga, mareos, somnolencia y disminución del tono muscular.
  • Anticonceptivos hormonales. Confusión, nerviosismo, depresión y cambios de humor.
  • Psicofármacos tranquilizantes, sedantes. Síndrome de abstinencia, sedación-adormecimiento, reducción de la alerta-atención, lentitud de respuesta y falta de coordinación.
  • Estimulantes. Dificultad para la concentración, insomnio, desprecio del riesgo, euforia y agresividad.
Las principales recomendaciones que se hace en este caso son: no automedicarse; los medicamentos de uso común pueden constituir un riesgo según nuestro estado; debemos consultar al médico y que éste nos aconseje; y leer siempre los prospectos del medicamento, en muchos de ellos encontraremos indicado que no se aconseja conducir ni manejar maquinaria pesada (Instituto MAPFRE, 2004).

sábado, 12 de mayo de 2012

Educación Vial y Educación Social

¡Buenos días!
Falta muy poco para la exposición de este trabajo que venimos realizando desde hace unos tres meses. La verdad, me gustaría seguir teniendo tiempo para seguir profundifando en el tema. Eso si, seguiré escribiendo y poniendo información y reflexiones como hasta ahora, sin olvidar el material que utilizaré para la presentación del trabajo.

Hemos estado hablando de muchas cosas, pero hay un tema que se ha quedado algo cojo: la relación entre la Educación Vial y la Educación Social, que es lo que estudio y mi futuro cada vez más cercano. Haciendo uso de las palabras de Castaño y Manso (la obra que aparece en la anterior entrada), afirmamos lo siguiente:

Su sentido y punto de encuentre está en que la Educación Vial “pretende configurar una eficaz base de actuación ciudadana, ya que trata de generar comportamientos, hábitos, valores y actitudes positivas de convivencia y civismo, de bienestar y calidad de vida, de calidad medioambiental y por supuesto de salud y seguridad. La movilidad es un derecho que tienen todos los ciudadanos para disponer de las vías públicas, respetando a los demás y actuando con responsabilidad” (Castaño y Manso 2011:113).

Se han llevado a cabo muchas actividades realizadas desde la Animación Sociocultural y el Ocio y Tiempo Libre con personas adultas y mayores en la última década, al igual que con jóvenes en situación de riesgo de exclusión social en el que el eje central era la Educación Vial y su objetivo mejorar los hábitos y actitudes en relación a Seguridad Vial. Estos programas, como no podía ser de otra forma, se ejecutan con la metodología propia de la Educación Social donde la participación, la reflexión y las experiencias de vida son fundamentales y necesarias. Estamos creando de generar una “Cultura Vial”, que contenga actitudes responsables y comprometidas en forma de conjunto de normas que interiorizamos para que resulte más fácil cumplir la ley y proteger nuestra salud y la del resto.